UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DEL ESPÍRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA

DEL ESPÍRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

ERLING CALKINS

 



Señor, deseo mucho adquirir una experiencia cristiana es­piritual y cálida, pero hay muchos cristianos que parecen interesarse únicamente en las cosas de esta vida: dinero, alimentos, modas, etc.
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino jus­ticia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres”. Romanos 14:17, 18.

¿Quién es el Espíritu Santo, y cómo puede ayudarme a vi­vir una vida cristiana?
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre en­viará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. S. Juan 14:26.

¿Quieres decir, Señor, que siempre que me vienen a la memoria las palabras de Jesús y pienso en él, es real­mente la obra del Espíritu Santo en mí?
“El dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis tes­timonio también”. S. Juan 15:26, 27.
La palabra “Consolador” significa “Mediador” o “Inter­mediario”. El Espíritu Santo representa en nosotros la presencia de Cristo. Es el Vicario de Cristo, es decir su representante oficial en el mundo. Donde él mora, hay felicidad, paz y justicia.

¿Qué más hace el Espíritu Santo?
“Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. S. Juan 16:8.           

He sentido esta voz amonestadora en mi propio corazón, Señor. ¿Es ésta una evidencia de que él me guía?
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Romanos 8:14. “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él: y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Isaías 30:21.


Pero a veces me siento muy indigno y pecador. Seguramente el Espíritu Santo no me está guiando entonces ¿verdad?
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios... De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pe­dir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Romanos 8:16,26.

¿Continúa el Espíritu guiando a la gente después de su conversión?
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. S. Juan 16:13.

Señor, “tu Palabra es verdad”. ¿Me ayudará el Espíritu Santo a comprender la Biblia?
“Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. 1Corintios 2: 13, 10.  La Biblia es el libro del Espíritu Santo. Fue escrita cuando “hombres de Dios hablaron siendo inspira­dos por el Espíritu Santo”. 2 S. Pedro 1:21. Del mismo modo, el Espíritu Santo nos ayudará a comprenderla si se lo pedimos manteniendo nuestra mente abierta a su in­fluencia, deseando hacer su voluntad. Véase S. Juan 7:17.

Pero, Señor, ¿hay alguna evidencia especial que se mani­fieste en las vidas de los seres humanos y que demuestre que están llenos del Espíritu Santo?
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22,23. “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. S. Juan 15:8.

¿Qué información puedes darme acerca del don de len­guas? ¿Es parte de tu plan?
“Y estas señales seguirán a los que creen. En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; toma­rán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. S. Marcos .16:17,18.

¿Nuevas lenguas? ¿Cuál es tu propósito al conceder este don?
“Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. S. Marcos 16:15. “Tenía el Evangelio eterno para predicarle a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Apocalipsis 14:6.

¿Es ésta la razón por la cual los discípulos recibieron capacidad de hablar en nuevos idiomas en ocasión del Pentecostés?
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra... Y fueron

todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según prometido a  los discípulos el poder del Espíritu Santo que los capacitaría para pre­dicar “el arrepentimiento y el perdón de pecados en to­das las naciones” (S. Lucas 24:47-49). Esta promesa se cum­plió en el Pentecostés, al recibir ellos la capacidad de testificar en favor de Jesús en forma instantánea en otros idiomas. Esta fue una señal para los judíos incrédulos de que su obra era de Dios.

Siempre había pensado yo que este don consistía en una lengua “desconocida”. ¿Podía entonces la gente compren­der lo que los apóstoles decían?
“Cada uno les oía hablar en su propia lengua” Hechos 2:6. Entre los reunidos ese día se hablaban por lo me­nos quince idiomas (cuéntelos en el pasaje bíblico) todos ellos comprensibles para algún miembro de aquella multitud de no creyentes. Hechos 2:3-12.

¿No hablaban en lengua desconocida los cristianos de la iglesia de Corinto?
“Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?... Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno, y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia”. 1 Corintios 14:9, 27, 28. No debe permitirse en la iglesia nada que sea incompren­sible para la congregación.

¿Podía Pablo hablar en otros idiomas?
“Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros, pero en la iglesia prefiero hablar cinco pala­bras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”. 1 Corintios 14:18.19.
Pablo, hablaba en arameo, idioma de la gente común de Palestina. También hablaba hebreo. (Hechos 21:40: 22:2). Podía hablar y escribir, tanto en griego como en latín, el idioma de los oficiales romanos. Puede haber conocido otros idiomas del Asia Menor, de regiones vecinas a Tarso, su ciudad natal. El no necesitaba recibir el milagroso don de lenguas. Ya lo poseía, por su educación.

Entonces, Señor, el don de lenguas se concede para la con­versión de los no creyentes, en vez de ser para el bene­ficio espiritual de los creyentes. ¿Es cierto esto?
“Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos”. 1 Corintios 14:22.

Señor he oído decir que todo cristiano debiera orar para que se le conceda el don de lenguas. ¿Es esta tu voluntad, y constituye una evidencia del bautismo del Espíritu Santo?
“¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros?… ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? Pro­curad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino más excelente”. 1 Corintios: 12:29-31.

El bautismo del Espíritu Santo fue derramado sobre Jesús (Hechos 10:38; S. Lucas 4:1), sobre la iglesia reunida en Jerusalén (Hechos 4:31, 33), sobre Esteban (Hechos 6:5,8), y sobre Saulo (Hechos 13:9,52) sin que se manifestase el don de lenguas. Cornelio, primer converso entre los genti­les, y doce efesios, discípulos de Juan el bautista, los pri­meros conversos que fueron rebautizados recibieron el don de lenguas (Hechos 19:1-6). Pero no eran mejores cristia­nos que el eunuco etíope o los conversos de Felipe que no hablaban en lenguas. Cada uno debe orar para recibir en su propia vida el bautismo del Espíritu Santo y aceptar cualesquiera dones que Dios, en su sabiduría le conceda.

Señor, ¿cuál es el “camino más excelente” y cuál es el mejor don?
“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. 1Corintios 14:1.

¿Permanecerá para siempre el don de lenguas y la pro­fecía?
“Pero las profecías se acabarán y cesarán las lenguas”. 1 Corintios 13:8.

¿Qué opinas de esos servicios religiosos llenos de ruido, en los cuales muchas personas oran al mismo tiempo y cualquiera puede hablar, sin importarle que otros estén hablando en ese momento?
“Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres y por turno. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero... Los espí­ritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz... Hágase todo decentemente y con orden”. 1 Corintios 14:27, 30, 32, 33, 40.

Seguramente, Señor, no es el Espíritu Santo el que introdu­ce confusión y desorden como los que se advierten en ciertas iglesias ¿verdad?
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espí­ritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. 1. S. Juan 4:1. El hablar en len­guas extrañas no es una evidencia de la recepción del Es­píritu Santo, y que ha existido en ciertas religiones paganas griegas y romanas desde antes del tiempo de Cristo. Todavía ocurre, acompañado por lamentos, alaridos, música estridente, rítmica batir de manos y danzas, en las or­gías religiosas de los adoradores del demonio en muchos países. La historia registra brotes ocasionales de estas manifestaciones entre ciertos grupos, sus creencias eran antibíblicas. Existe un verdadero don de lenguas, pero no se le encuentra en reuniones cargadas de emoción o en trances autohipnóticos.

¿Cómo trabaja el Espíritu Santo? ¿Cómo despierta a los seres humanos y los conduce?
“En quietud y en confianza será vuestra fortaleza. En­tonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él”. Isaías 30:15, 21. “Y he aquí Jehová que

pasaba… pero Jehová no estaba en el viento… no estaba en el terremoto... no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado”. 1 Reyes 19:11, 12.

¿Cómo podemos distinguir la obra guiadora del Espíritu Santo de la de otros espíritus?
“Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y tam­bién el Espíritu Santo el cual ha dado Dios a los que le obedecen”. Hechos 5:32.

¿En qué te debemos obedecer, Señor?
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vo­sotros para siempre”. S. Juan 14:15, 16. Dios no puede conceder el Espíritu Santo a nadie que a sabiendas trans­grede cualquiera de sus mandamientos, incluyendo el cuar­to, que identifica el verdadero sábado. Véase Ezequiel 20:12. “A la ley y al testimonio” (Isaías 8:20); esta es la prueba de la obediencia.

¿Y si desobedecemos? Dicen que si poseemos el Espíritu Santo, no necesitamos cumplir los mandamientos.
“Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu... Porque los que son de la carne… no se su­jetan a la ley de Dios... Mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Romanos 8:4-13.

Señor, no contradeciré tus indicaciones ni resistiré a tu Espíritu.
‘Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Efesios 4:30.

¿Cómo nos sella el Espíritu Santo?
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. 2 Timoteo 2:19.
El Espíritu Santo nunca colocará el sello de Dios en la frente de un hombre o mujer impura. Jesús dijo: “Nun­ca os conocí… hacedores de maldad”. Véase S. Mateo 7:21-23. La Iniquidad es pecado, transgresión de la santa Rey de Dios. 1 S. Juan 3:4. Los que se apartan de maldad, permiten de este modo que el Espíritu cumpla la orden registrada en Isaías 8:16: “Sella la ley entre mis discí­pulos”.

Señor, es maravillosa la provisión que has hecho para su­plir todas nuestras necesidades. Concédeme tu Santo Es­píritu.
Pedid, y se os dará... Pues si vosotros, siendo malos, sa­béis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. S. Lucas 11:9, 13.

¿Se aplica esta promesa a los últimos días también?
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne... Porque para vosotros es la prome­sa, y para vuestros hijos, y para todos los que están le­jos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Hechos 2:17, 39.
Nuestra mayor necesidad es la presencia refinadora y el poder del Espíritu Santo. Esta bendición prometida, al ser recibida por fe, trae consigo todas las otras bendiciones. Creemos que estamos viviendo en los últimos días. Ore­mos entonces para que nos sea concedida la experiencia prometida de la lluvia tardía.

Señor hazme digno de ser lleno de tu Espíritu. ¿Puedo participar ahora mismo de esta experiencia salvadora?
“El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”. Apocalipsis 22:17.
“Al que a mi viene, no le echo fuera... Recibid el Espíritu Santo”. S. Juan 6:37; 20:22.
“No tiene limite la utilidad de aquel que, poniendo el yo a un lado, deja obrar al Espíritu Santo en su corazón, y vive una vida completamente consagrada a Dios.
“Todos los que consagran su alma, cuerpo y espíritu a Dios, recibirán constantemente una medida nueva de fuerzas fí­sicas y mentales. Las inagotables provisiones del cielo es­tán a su disposición. Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplia y multiplica sus facultades y to­da perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra de salvar almas. Por la cooperación con Dios, son completos en él, y con su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia(El Deseado de todas las gentes, páginas 216, 767, 768).