UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DEL SÁBADO

UN DIÁLOGO CON DIOS

ACERCA DEL SÁBADO

ERLING CALKINS

 

Dime, Señor, ¿tienes tú un día especial de descanso para tus seguidores?
Yo fui en el Espíritu en el día del Señor”. Apocalipsis 1:10.

Pero ¿cuál es el día del Señor? ¿De qué día de la semana eres tú el Señor?
Porque Señor es del sábado el Hijo del hombre”. S. Ma­teo 12:8.

Hay siete días en la semana. ¿Cuál de ellos es el día de reposo?
“El séptimo día es sábado o fiesta del Señor Dios tuyo”. Cuarto mandamiento. (Éxodo 20:8-10, versión de Félix To­rres Amat)

¿Qué día de acuerdo con nuestro cómputo, es el séptimo: el sábado o el domingo?
“Y como pasó el sábado. María Magdalena, y María ma­dre de Jacobo… muy de mañana, el primer día de la semana, vienen al sepulcro, ya salido el sol... Y entradas en el sepulcro, vieron un mancebo... Más él les dice: No os asustéis buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucifi­cado; resucitado ha”. S. Marcos 16:1-6.
Nota: Todo el mundo sabe que el domingo fue el día de la resurrección. El sábado había pasado cuando amaneció. Es, pues, evi­dente que el sábado es el día anterior al domingo.

Pero, Señor, ¿no aboliste tú la ley que contiene el man­damiento del sábado?
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. S. Mateo 5:17.

Bien, por lo menos, ¿no cambiaste tú uno de los mandamientos, de manera que hoy tus seguidores puedan guardar otro día fuera del séptimo?
“Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas”. S. Mateo 5:18.


Pero, Señor, ¿no es el sábado un día judío? ¿No es el séptimo el día de reposo de los judíos?
“El sábado por causa del hombre es hecho”. S. Marcos 2:27.
El sábado fue hecho y entregado al hombre genéricamente hablando, 1500 años antes de la existencia de cualquier judío. (Véase Génesis 2:1-3).

Alguien me dijo que después de tu crucifixión, Señor, tus seguidores no continuaron guardando el séptimo día de acuerdo con el mandamiento. ¿Es cierto?
“Y era día de la víspera de la Pascua; y estaba para rayar el sábado. Y las mujeres que con él habían venido de Galilea, siguieron también y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, aparejaron drogas aro­máticas y ungüentos, y reposaron el sábado; conforme al mandamiento”. S. Lucas 23:54-56.

Pero, ¿acaso el apóstol Pablo no se reunía siempre con los cristianos de su tiempo en domingo, en honor a la resurrec­ción? ¿Qué costumbre tenía él con respecto al día de culto?
“Y Pablo, como acostumbraba, entró a ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras”. Hechos 17:2.

¿Se reunía también con los conversos gentiles en sábado?
Tal vez él se congregaba con los judíos en sábado y con los griegos en domingo. ¿Cuál es la verdad, Señor?
“Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a Judíos y a Griegos”. Hechos 18:4.

¿Qué enseñó Pablo con respecto a la observancia del sábado?
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Por­que el que ha entrado en su reposo,  también él ha repo­sado de sus obras, como Dios de las suyas”. Hebreos 4:9, 10.

Pero, ¿a qué día se refirió Pablo cuando habló de descan­sar como descansó Dios?
“‘Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día”. He­breos 4:4.

¿Es ésta, pues, la instrucción que tú das con respecto a la observancia del sábado?
“Porque no he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios”. Hechos 20:27.
En el Nuevo Testamento hay nada menos que 59 referencias al sábado. El libro de los Hechos alude a 84 sábados en que el apóstol San Pablo y sus asociados realizaron servicios religiosos. Sin embargo, no hay una sola palabra en toda la Biblia que autorice la observancia del domingo.

Pero, entonces, ¿por qué tantas personas guardan el domingo en lugar del sábado? Si la Biblia enseña la observancia del sábado, ¿quién introdujo la observancia del domingo, y cuándo lo hizo?
“Y (la potencia llamada cuerno pequeño) hablará palabras contra el Altísimo... y pensará en mudar los tiempos y la ley”. Daniel 7:25

La Iglesia Romana es el cuerno pequeño de Daniel 7: ¿quieres decir tú, Señor, que ella pensaría en cambiar la ley de Dios?
“Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley”. Hageo 2:11

Bien, le preguntaré a Esteban Keenan, un sacerdote católico: ¿Cree su iglesia que tiene poder de cambiar la ley de Dios?
“Si no tuviera tal poder, no podría haber hecho aquello en que concuerdan todos los modernos eruditos en religión; no podría haber reemplazado la observancia del sábado. Séptimo día de la semana, por la observancia del domingo, primer día de la semana, un cambio para el cual no existe autoridad bíblica”. Doctrinal Catechism, página 174.

¿Cuándo se realizó ese cambio?
“Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica en el Concilio de Laodicea (364 de J.C.) transfirió la solemnidad del sábado al domingo”. The Converts Catechism, Pedro Geirmann, página 50 (Este catecismo recibió la bendición papal el 25 de enero de 1910).

¿Están de acuerdo con esto los ministros protestantes?
Los congregacionalistas dicen: “Es completamente claro que, por rígida o devotamente que pasemos el domingo, no es­tamos observando el sábado”.—Dr. R. W. Dale en Ten Commandments, página 103.
Los metodistas: “Sábado en el lenguaje hebreo, significa descanso, y es el séptimo día de la semana y debe confesarse que no existe ley en el Nuevo Testamento con­cerniente al primer día”. —Diccionario Teológico de Buck.
Los bautistas: “Ha existido y existe un mandamiento que ordena guardar el sábado, pero el sábado no era el domingo. Se dirá, sin embargo, y con cierto aire de triunfo, que el sábado fue transferido del séptimo al primer día de la semana. ¿Dónde puede hallarse esta transferencia? No en el Nuevo Testamento— absolutamente no…  Por supuesto, bien sé que el domingo comenzó a observarse durante la historia cristiana primitiva... Pe­ro es lamentable que haya venido rotulado con la marca del paganismo, y bautizado con el nombre del dios sol, cuando fue adoptado y sancionado por la apostasía papal, y transmitido como un sagrado legado al protestantismo”. —Dr. E. T. Hiscox, autor del Baptist Manual.

¿Qué diferencia hace el día que yo observo? Un día equivale a otro día, ¿no es cierto?
“¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obe­decéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia  para justicia? Romanos 6:16

¿Qué haré entonces? ¿Guardaré el sábado del mandamiento de Dios o el domingo del hombre?
“Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hechos 5:29.

Bien, Señor, ¿qué piensas tú de la observancia del domingo?
“Así habéis invalidado el mandamiento de Dios con vuestra tradición… Mas en vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres”. S. Mateo 15:6, 9.

Pero los millones de personas que observan el domingo no pueden estar equivocados, ¿no es cierto?
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. S. Mateo 7:13,14. (Sólo unos pocos obedecieron a Dios en los días de Noé, en los días de Lot, en los días de Cristo. La mayoría se perdió).

Pero, el Dr. Fulano de tal es un hombre muy sabio: ¿Porqué él y todos los grandes predicadores no observan el sábado?
“Porque mirad, hermanos vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles; antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios y lo loco del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte”. 1 Corintios 1:26, 27
Nota: Los grandes maestros religiosos en los días de Cristo rechazaron la verdad también. Sus seguidores pertenecían al común del pueblo.

¿Pero yo he aceptado al Señor Jesús; yo sé que es mi Sal­vador: yo sé que El me ha recibido, y sin embargo he es­tado observando el domingo. Por cierto que no me perderé sino guardo el sábado ahora, ¿no es así?
“Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia (manda dice la Reina Valera del 60) a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan”. Hechos 17:30.

Yo te conozco, Señor; tú no me condenarás por no observar el sábado, ¿no es verdad?
“El que dice, Yo le he conocido y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él”. 1 S. Juan 2:4.

Pero ¿no es suficiente que yo ame al Señor y viva de acuerdo con la ley de amor?
“Si me amáis guardad mis mandamientos”. S. Juan 14:15

¿Abarca esto los diez mandamientos?
“Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley y ofendiere en un punto, es hecho culpable de todos”.  San­tiago 2:10.

Bien, yo creo que si tratamos de seguir a Jesús, eso es todo lo que necesitamos. ¿No es cierto Señor Jesús?
“El que dice que está en él, debe andar como él anduvo”. 1 S. Juan 2:6

¿Cómo actuaste tú, Señor? ¿Cuál fue tu costumbre?
“Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer”. S. Lucas 4:16

Pero, Señor, esto ocurrió hace 1900 años. ¿No observarías algún otro día que no fuera el sábado si vinieras a la tierra hoy?
“Yo Jehová, no me mudo”. Malaquías 3:6. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Hebreos 13:8.

¿Depende mi salvación de mi obediencia a este mandato sabático?
“Y consumado, vino a ser causa de eterna salud a todos los que le obedecen”. Hebreos 5:9.

¿Crees tú que es absolutamente necesario guardar los man­damientos para recibir la vida eterna?
“Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. S. Mateo 19:17.

Pero todavía yo no veo por qué insistes en el séptimo día, Señor. ¿No es acaso el domingo tan bueno como el sábado?
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó”. Génesis 2:3. “El bendijo, y no podré revocarla”. Números 23:20. “Tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre”. 1Crónicas 17:27.

Bien, me parece que si observo un día de cada siete, sin preocuparme de que sea uno en particular, esto debe ser suficiente
“Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte”. Proverbios 16:25. “Las cosas que son del espíritu... se han de examinar espiritualmente”. 1Corintios 2: 13, 14.

¡Pero, Señor! ¿No puedo actuar de alguna otra manera? ¿No me llevará al cielo, lo que yo profeso?
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. S. Mateo 7:21.

Sin embargo yo oro.
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración tam­bién es abominable”. Proverbios 28:9.

Pero, Señor, mira a la gente que obra milagros en tu nom­bre. Algunos sanan a los enfermos, otros hablan en len­guas y hacen muchas maravillas; sin embargo no guardan el sábado. ¿Qué dices tú de ellos?
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profe­tizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demo­nios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y enton­ces les protestaré (contestaré, en Reina Valera del 60): Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad”. S. Mateo 7:22, 23.

Sí, yo sé que el sábado es el día correcto: pero mis negocios sufrirían si cerrara el sábado. Podría perder mi tra­bajo. ¡No me sería posible progresar en el mundo!
“¿Qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mun­do, y pierde su alma?” S. Marcos 8:36.

Bien, en cuanto a mí mismo, no me preocupo; pero ¿que dices de mi familia? ¿No sería mejor para mí trabajar el sábado que dejar a mi familia pasar hambre?
“Vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas ha­béis menester. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.        S. Mateo 6:32,33. “No he visto justo desamparado, ni su si­miente que mendigue pan”. Salmo 37:25.

Mis amados se burlarán de mí y me ridiculizarán.
“Bienaventurados sois cuando os vituperaren,... y dije­ren de vosotros todo mal por mi causa mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos”.     S. Mateo 5:11, 12. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mi me aborreció antes que a vosotros”. S. Juan 15:18.

Pero suponte que mí propia familia no esté de acuerdo con­migo. ¿Deberé yo ir contra sus deseos, lo cual significa­ría en algunos casos una división en el hogar?
“El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mi, no es digno de mi. Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. S. Mateo 10:37, 38. “Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo”. S. Lucas 14:33.

Temo que no sería capaz de soportar todas estas pruebas. Soy demasiado débil.
“Bástate en mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona… Cuando soy flaco, entonces soy poderoso”. 2 Corintos 12:9,10. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.

Entonces, Señor, ¿cuál es la recompensa por ser fiel a ti y a los mandamientos?
“Nadie hay que haya dejado casa, padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. S. Lucas 18:29,30. “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14.

Señor, espero tener un hogar en la tierra renovada. ¿Observaremos el sábado allí también?
“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mi, dice Jehová, así perma­necerá vuestra simiente y vuestro nombre. Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mi, dijo Jehová”. Isaías 66:22,23.

Pues entonces, Señor, sea hecha tu voluntad en la tierra así como en el cielo. Con tu ayuda guardaré el sábado.
“Bien, buen siervo y fiel”. S. Mateo 25:21.


UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DEL ESPÍRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA

DEL ESPÍRITU SANTO Y EL DON DE LENGUAS

ERLING CALKINS

 



Señor, deseo mucho adquirir una experiencia cristiana es­piritual y cálida, pero hay muchos cristianos que parecen interesarse únicamente en las cosas de esta vida: dinero, alimentos, modas, etc.
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino jus­ticia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres”. Romanos 14:17, 18.

¿Quién es el Espíritu Santo, y cómo puede ayudarme a vi­vir una vida cristiana?
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre en­viará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. S. Juan 14:26.

¿Quieres decir, Señor, que siempre que me vienen a la memoria las palabras de Jesús y pienso en él, es real­mente la obra del Espíritu Santo en mí?
“El dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis tes­timonio también”. S. Juan 15:26, 27.
La palabra “Consolador” significa “Mediador” o “Inter­mediario”. El Espíritu Santo representa en nosotros la presencia de Cristo. Es el Vicario de Cristo, es decir su representante oficial en el mundo. Donde él mora, hay felicidad, paz y justicia.

¿Qué más hace el Espíritu Santo?
“Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. S. Juan 16:8.           

He sentido esta voz amonestadora en mi propio corazón, Señor. ¿Es ésta una evidencia de que él me guía?
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Romanos 8:14. “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él: y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Isaías 30:21.


Pero a veces me siento muy indigno y pecador. Seguramente el Espíritu Santo no me está guiando entonces ¿verdad?
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios... De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pe­dir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Romanos 8:16,26.

¿Continúa el Espíritu guiando a la gente después de su conversión?
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. S. Juan 16:13.

Señor, “tu Palabra es verdad”. ¿Me ayudará el Espíritu Santo a comprender la Biblia?
“Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. 1Corintios 2: 13, 10.  La Biblia es el libro del Espíritu Santo. Fue escrita cuando “hombres de Dios hablaron siendo inspira­dos por el Espíritu Santo”. 2 S. Pedro 1:21. Del mismo modo, el Espíritu Santo nos ayudará a comprenderla si se lo pedimos manteniendo nuestra mente abierta a su in­fluencia, deseando hacer su voluntad. Véase S. Juan 7:17.

Pero, Señor, ¿hay alguna evidencia especial que se mani­fieste en las vidas de los seres humanos y que demuestre que están llenos del Espíritu Santo?
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley”. Gálatas 5:22,23. “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. S. Juan 15:8.

¿Qué información puedes darme acerca del don de len­guas? ¿Es parte de tu plan?
“Y estas señales seguirán a los que creen. En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; toma­rán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. S. Marcos .16:17,18.

¿Nuevas lenguas? ¿Cuál es tu propósito al conceder este don?
“Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. S. Marcos 16:15. “Tenía el Evangelio eterno para predicarle a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Apocalipsis 14:6.

¿Es ésta la razón por la cual los discípulos recibieron capacidad de hablar en nuevos idiomas en ocasión del Pentecostés?
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra... Y fueron

todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según prometido a  los discípulos el poder del Espíritu Santo que los capacitaría para pre­dicar “el arrepentimiento y el perdón de pecados en to­das las naciones” (S. Lucas 24:47-49). Esta promesa se cum­plió en el Pentecostés, al recibir ellos la capacidad de testificar en favor de Jesús en forma instantánea en otros idiomas. Esta fue una señal para los judíos incrédulos de que su obra era de Dios.

Siempre había pensado yo que este don consistía en una lengua “desconocida”. ¿Podía entonces la gente compren­der lo que los apóstoles decían?
“Cada uno les oía hablar en su propia lengua” Hechos 2:6. Entre los reunidos ese día se hablaban por lo me­nos quince idiomas (cuéntelos en el pasaje bíblico) todos ellos comprensibles para algún miembro de aquella multitud de no creyentes. Hechos 2:3-12.

¿No hablaban en lengua desconocida los cristianos de la iglesia de Corinto?
“Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?... Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno, y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia”. 1 Corintios 14:9, 27, 28. No debe permitirse en la iglesia nada que sea incompren­sible para la congregación.

¿Podía Pablo hablar en otros idiomas?
“Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros, pero en la iglesia prefiero hablar cinco pala­bras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”. 1 Corintios 14:18.19.
Pablo, hablaba en arameo, idioma de la gente común de Palestina. También hablaba hebreo. (Hechos 21:40: 22:2). Podía hablar y escribir, tanto en griego como en latín, el idioma de los oficiales romanos. Puede haber conocido otros idiomas del Asia Menor, de regiones vecinas a Tarso, su ciudad natal. El no necesitaba recibir el milagroso don de lenguas. Ya lo poseía, por su educación.

Entonces, Señor, el don de lenguas se concede para la con­versión de los no creyentes, en vez de ser para el bene­ficio espiritual de los creyentes. ¿Es cierto esto?
“Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos”. 1 Corintios 14:22.

Señor he oído decir que todo cristiano debiera orar para que se le conceda el don de lenguas. ¿Es esta tu voluntad, y constituye una evidencia del bautismo del Espíritu Santo?
“¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros?… ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? Pro­curad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino más excelente”. 1 Corintios: 12:29-31.

El bautismo del Espíritu Santo fue derramado sobre Jesús (Hechos 10:38; S. Lucas 4:1), sobre la iglesia reunida en Jerusalén (Hechos 4:31, 33), sobre Esteban (Hechos 6:5,8), y sobre Saulo (Hechos 13:9,52) sin que se manifestase el don de lenguas. Cornelio, primer converso entre los genti­les, y doce efesios, discípulos de Juan el bautista, los pri­meros conversos que fueron rebautizados recibieron el don de lenguas (Hechos 19:1-6). Pero no eran mejores cristia­nos que el eunuco etíope o los conversos de Felipe que no hablaban en lenguas. Cada uno debe orar para recibir en su propia vida el bautismo del Espíritu Santo y aceptar cualesquiera dones que Dios, en su sabiduría le conceda.

Señor, ¿cuál es el “camino más excelente” y cuál es el mejor don?
“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. 1Corintios 14:1.

¿Permanecerá para siempre el don de lenguas y la pro­fecía?
“Pero las profecías se acabarán y cesarán las lenguas”. 1 Corintios 13:8.

¿Qué opinas de esos servicios religiosos llenos de ruido, en los cuales muchas personas oran al mismo tiempo y cualquiera puede hablar, sin importarle que otros estén hablando en ese momento?
“Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres y por turno. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero... Los espí­ritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz... Hágase todo decentemente y con orden”. 1 Corintios 14:27, 30, 32, 33, 40.

Seguramente, Señor, no es el Espíritu Santo el que introdu­ce confusión y desorden como los que se advierten en ciertas iglesias ¿verdad?
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espí­ritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. 1. S. Juan 4:1. El hablar en len­guas extrañas no es una evidencia de la recepción del Es­píritu Santo, y que ha existido en ciertas religiones paganas griegas y romanas desde antes del tiempo de Cristo. Todavía ocurre, acompañado por lamentos, alaridos, música estridente, rítmica batir de manos y danzas, en las or­gías religiosas de los adoradores del demonio en muchos países. La historia registra brotes ocasionales de estas manifestaciones entre ciertos grupos, sus creencias eran antibíblicas. Existe un verdadero don de lenguas, pero no se le encuentra en reuniones cargadas de emoción o en trances autohipnóticos.

¿Cómo trabaja el Espíritu Santo? ¿Cómo despierta a los seres humanos y los conduce?
“En quietud y en confianza será vuestra fortaleza. En­tonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él”. Isaías 30:15, 21. “Y he aquí Jehová que

pasaba… pero Jehová no estaba en el viento… no estaba en el terremoto... no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado”. 1 Reyes 19:11, 12.

¿Cómo podemos distinguir la obra guiadora del Espíritu Santo de la de otros espíritus?
“Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y tam­bién el Espíritu Santo el cual ha dado Dios a los que le obedecen”. Hechos 5:32.

¿En qué te debemos obedecer, Señor?
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vo­sotros para siempre”. S. Juan 14:15, 16. Dios no puede conceder el Espíritu Santo a nadie que a sabiendas trans­grede cualquiera de sus mandamientos, incluyendo el cuar­to, que identifica el verdadero sábado. Véase Ezequiel 20:12. “A la ley y al testimonio” (Isaías 8:20); esta es la prueba de la obediencia.

¿Y si desobedecemos? Dicen que si poseemos el Espíritu Santo, no necesitamos cumplir los mandamientos.
“Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu... Porque los que son de la carne… no se su­jetan a la ley de Dios... Mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Romanos 8:4-13.

Señor, no contradeciré tus indicaciones ni resistiré a tu Espíritu.
‘Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Efesios 4:30.

¿Cómo nos sella el Espíritu Santo?
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. 2 Timoteo 2:19.
El Espíritu Santo nunca colocará el sello de Dios en la frente de un hombre o mujer impura. Jesús dijo: “Nun­ca os conocí… hacedores de maldad”. Véase S. Mateo 7:21-23. La Iniquidad es pecado, transgresión de la santa Rey de Dios. 1 S. Juan 3:4. Los que se apartan de maldad, permiten de este modo que el Espíritu cumpla la orden registrada en Isaías 8:16: “Sella la ley entre mis discí­pulos”.

Señor, es maravillosa la provisión que has hecho para su­plir todas nuestras necesidades. Concédeme tu Santo Es­píritu.
Pedid, y se os dará... Pues si vosotros, siendo malos, sa­béis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. S. Lucas 11:9, 13.

¿Se aplica esta promesa a los últimos días también?
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne... Porque para vosotros es la prome­sa, y para vuestros hijos, y para todos los que están le­jos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Hechos 2:17, 39.
Nuestra mayor necesidad es la presencia refinadora y el poder del Espíritu Santo. Esta bendición prometida, al ser recibida por fe, trae consigo todas las otras bendiciones. Creemos que estamos viviendo en los últimos días. Ore­mos entonces para que nos sea concedida la experiencia prometida de la lluvia tardía.

Señor hazme digno de ser lleno de tu Espíritu. ¿Puedo participar ahora mismo de esta experiencia salvadora?
“El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”. Apocalipsis 22:17.
“Al que a mi viene, no le echo fuera... Recibid el Espíritu Santo”. S. Juan 6:37; 20:22.
“No tiene limite la utilidad de aquel que, poniendo el yo a un lado, deja obrar al Espíritu Santo en su corazón, y vive una vida completamente consagrada a Dios.
“Todos los que consagran su alma, cuerpo y espíritu a Dios, recibirán constantemente una medida nueva de fuerzas fí­sicas y mentales. Las inagotables provisiones del cielo es­tán a su disposición. Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplia y multiplica sus facultades y to­da perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra de salvar almas. Por la cooperación con Dios, son completos en él, y con su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la Omnipotencia(El Deseado de todas las gentes, páginas 216, 767, 768).

UN DIÁLOGO CON DIOS ACERCA DE NUESTRO FUTURO

UN DIÁLOGO CON DIOS

ACERCA DE NUESTRO FUTURO

ERLING CALKINS

 


Señor, estoy preocupado y temeroso con el futuro. ¿Qué ha de sucedernos? ¿Qué sucederá con mis inversiones? ¿Qué pasará en la próxima guerra? También le temo a la muerte.
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed tam­bién en mí”. S. Juan 14:1.

Sí, creo en Dios, ¿pero cómo puede eso ayudarme?
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Proverbios 3:5,6.

Señor, ¿sabes tú todo lo que se refiere al futuro? ¿Estás verdaderamente interesado en mí?
“Hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al Rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días”. Daniel 2:28. Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:13. “Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues”. Lucas 12:7.

Dime entonces si el futuro me reserva felicidad. ¿Vale la pena vivir?
“Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido”. 1S. Juan 1:4. “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: pero confiad, yo he vencido al mundo”. S. Juan 16:33.

¿Qué cosas Señor? ¿Qué es lo que nos traerá gozo y paz tanto a mí como a mi familia?
“El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apár­tese del mal, y haga el bien; busque la paz y sígala”. 1S. Pedro 3: l0,11.

¿Quieres decir que nuestra felicidad futura depende de nuestra conducta? Había oído que el futuro está determi­nado por la suerte y que está regulado por las estrellas y que nada que hagamos lo podrá cambiar.
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida
eterna. No nos cansemos, pues, de ha­cer bien; porque en su tiempo segaremos, si no desmaya­mos”. Gálatas 16:7-9. “Decid al justo que le irá bien, por­que comerá del fruto de sus manos. ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pa­gado”. Isaías 3: 10, 11.

No veo que los que sirven a Dios tengan muchas recom­pensas. Hasta parecen sufrir más que otros. ¿Cuál es su esperanza?
“Pero le será recompensado en la resurrección de los jus­tos”. S. Lucas 14:14. “Para una herencia incorruptible, in­contaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, qué sois guardados por el poder de Dios me­diante la fe, para alcanzar la salvación que está prepara­da para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiem­po, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas”. 1 S. Pedro 1:4-6.

Pero también tenemos que preocuparnos de vivir en este mundo, mientras llega esa herencia. No es que lo quiera todo; solo un nivel razonable de vida y cierta seguridad económica y social para mi familia.
“No nos afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?... Nuestro Padre celestial sa­be que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. S. Mateo 6:31-33. “Gracia y glo­ria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad”. Salmo 84:11.

¿Quieres decir que podemos ser felices en este mundo y obtener además la vida eterna?
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos”. “Bienaventurado serás, y te irá bien”. Salmo 128:1,2. “Recibirá cien  veces más y heredará la vida eterna”.     S. Mateo 19:29.

¿Qué, inversión sabia podría hacer un cristiano que desea su seguridad futura?
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro co­razón”. S. Mateo 6:19-21.

¿Cuál será el futuro de mi país?
“La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es la afrenta de las naciones”. Proverbios 14:34.


Las cosas no se ven muy bien. ¿Mejorarán o empeorarán la moral y la honradez del mundo?
“Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. 2 Timoteo 3:13.

Pero, Señor, al parecer los malvados prosperan y lo pa­san muy bien en esta vida.
“No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos; porque para el malo no habrá buen fin”. Pro­verbios 24:19,20. “Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen... y que no le irá bien al impío”. Eclesiastés 8:12, 13.

¿Qué les reserva el futuro a los malvados?
“Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad”. Isaías 13:11. “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”. 2 Tesalonicenses 2:8.

¿Cuándo sucederá esto? ¿Están siendo castigados los mal­vados ahora mismo por sus pecados?
“Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y re­servar a los injustos para ser castigados en el día del jui­cio”. 2 S. Pedro 2:9.

El juicio sucede al fin del mundo. ¿Será entonces cuando recibirán su castigo?
“De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será y el fin de este siglo. Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniqui­dad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplan­decerán como el sol en el reino de su Padre”. S. Mateo 13:40-43. (Véase también el Tratado titulado “Un diálogo con Dios acerca del fin del mundo” que está disponible en nuestro sitio).

Por cierto que deseo pertenecer a los justos. ¿Cómo pue­de uno evitar la suerte de los malvados?
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. S. Juan 3:16.

¿Puede una persona que no haya sido salva escaparse del fuego destructor?
“He aquí que serán como tamo, fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama”. Isaías 47:14.



¿Será verdadero el fuego, o se trata de lenguaje figurado?
“Y los pueblos serán como cal quemada, como espinos cortados serán quemados con fuego... Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente”. Isaías 33:12; 34:9.

¿Arderá todo el mundo o  el fuego estará confinado a un lugar reducido?
“Pero el día del Señor vendrá como ladr6n en la noche; en el cual los ciclos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay y serán quemadas”. 2 S. Pedro 3:10.

¿Por cuanto tiempo estarán los malvados recibiendo su castigo de fuego?
“Porque la paga del pecado es muerte”. Romanos 6:23, “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán es­topa; aquel día que, vendrá los atrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará raíz ni rama”. Malaquías 4:1. El fin de los malvados será la “muerte”, de ningún modo sufrirán tormentos eternos en el infierno. La expre­sión bíblica “para siempre”, denota la naturaleza, perma­nente de su destrucción, pero no implica que el proceso de destruirlos vaya a durar para siempre. No hay manos humanas que puedan apagar el fuego “eterno”, pero cuan­do el pecado y los pecadores hayan sido consumidos, el fuego se apagará por sí mismo.

¿Qué quedará, una vez que los malvados sean destruidos?
“Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 4:3. “Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová cómo la grasa de los carneros serán consumidos, se disiparán como el humo”. “Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí”. Salmo 37:20,10.    

¿Qué sucederá con los elementos que componen este mun­do, además del humo y las cenizas, etc.? ¿Dejarán de existir?
“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nue­vos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. 2 S. Pedro 3:13.

¿Vivirán los redimidos en la nueva tierra?
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tie­rra, y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Más os gozaréis y os alegraréis para siem­pre en las cosas que yo he creado, porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo… Edifica­rán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma, porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos”. Isaías 65:17-22.


¿Como será el aspecto de los redimidos?
“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oí­dos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará co­mo un ciervo, y cantará la lengua del mudo”. Isaías 35:5,6.

¡Es maravilloso pensar que nunca se enfermarán ni mo­rirán! ¿Sentirán cansancio alguna vez?
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Isaías 40:31.

¿Se sentirán alguna vez tristes o solitarios?
“Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”. Isaías 35:10.
                                                                 
¿Qué sucederá con sus hijos? ¿Estarán ellos también allí?
“Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis; por­que de los tales es el reino de los cielos”. S. Mateo 19:14. “No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos, de Jehová y sus des­cendientes con ellos”. Isaías 65:23.

¿Reconoceremos allí a nuestros amigos y parientes?
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces ve­remos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero enton­ces conoceré como fui conocido”. 1 Corintios 13:12.

¿Habrá animales también allí?
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el ca­brito se acostará; el becerro y el león y la bestia domés­tica andarán juntos, y un niño los pastoreará... El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá pa­ja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo mon­te, dijo Jehová”. Isaías 11:6. 7; 65:25.

¿Habrá también árboles y flores?
“Cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto: En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán”. Isaías 51:3; 55:13.

¿Cuán maravilloso irá a ser ese lugar? ¿Qué más atraerá y encantará a tus hijos en la vida futura?
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en co­razón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Corintios 2:9.


¡Gracias, Señor! ¡Eres un Dios maravilloso! ¿Nos será permitido allí verte y estar contigo?
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y El morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Apocalipsis 21:3,4.

¿De qué manera seremos librados de dolor, enfermedad y muerte?
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, res­plandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”. Apocalipsis 22:1, 2.

¿Cuándo sucederá todo esto? ¿Puedo ir allá ahora mismo?
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lu­gar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. S. Juan 14:2,3.

Esta venida tuya, ¿será un acontecimiento espiritual en el momento de la conversión o de la muerte, o se refiere a su segunda venida en gloria?
“Cuando el hijo del Hombre venga en a su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las na­ciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, he­redad el reino preparado para vosotros desde la funda­ción del mundo”. S. Mateo 25:31-34.

¿Es cierto que todas estas maravillosas experiencias po­drán ser mías en el futuro? ¿De veras podré participar de ellas?
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están ins­critos en el libro de la vida del Cordero”. Apocalipsis 21:27.

Si es así, entonces me decido a no permitir que nada me separe de ti, Señor. Te ruego que limpies mi corazón de pecado y que escribas mi nombre en tu libro de vida.
“Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor”. S. Mateo 25:23.